Como toda experiencia en la vida por muy sencilla que sea, ponemos siempre una idea, una ilusión y un poco de confianza en que todo saldrá bien, pues así con estos ingredientes Juanjo el responsable de organizar la excursión a la nieve que cada año se organiza en la parroquia del Carmen y que esperamos con un gran entusiasmo los que queremos pasar una experiencia fría. Este año la nieve tuvo que esperar casi un mes ya que no se realizó en la fecha que siempre se realizaba, la gente llamaba a la parroquia “casi” al inicio del año preguntando si habría o no excursión pues no se había hablado nada, cuando por fin se define la fecha, empezaron las inscripciones, se apuntaron un poco mas de 150 personas, por lo que este año se llenaron tres autocares.
El día de la excursión llegó un domingo “casi” como cualquier otro a no ser por el aviso en las noticias que haría más frio de lo habitual por un frente frio siberiano, de los que se apuntaron tristemente no pudieron llegar y no especularemos ¿Por qué?, pero suponemos que la cama no les dejo salir esa mañana (broma con cariño para los que no nos pudieron acompañar), echamos en falta a muchos que acostumbran a ir y preguntábamos por ellos/as, en un orden pudimos subir sin contratiempo y con solo quince minutos de retraso salimos a la nieve.
Este año la agenda “casi” fue la misma solo que ahora cambiamos un poquito y celebramos la Misa en la primera para en la Iglesia Parroquial de Pons donde el Mosén Jaume Mayoral nos dio una acogida como muy poca veces se ve, aparte de concelebrar la Misa, nos expreso la alegría e importancia de nuestra visita para el, la parroquia y el pueblo, así luego nos invito al acabar la misa a una foto familiar, para el recuerdo de el y nuestro. Luego de esto nos dispusimos a tomar nuestro desayuno para cargar baterías físicas por que las espirituales ya las habíamos recibido en la misa y justo a las diez con veinte minutos continuamos el viaje. “Casi” como siempre mas de alguno se sintió mal por la altura o por la presión y por las famosas curvas, eso si los señores motoristas nos trataron muy bien y hacían el esfuerzo de manejar con cuidado.
Al llegar a nuestro destino la alegría casi fue la misma, y es que de momento creíamos que había muy poca nieve incluso en las pistas, eso si frio si hacia, pero justo al salir de los autocares el paisaje y el tiempo nos dio la bienvenida con una nevada suave, con eso nos animamos y empezamos a sacar el equipo de esquiar, porque este año íbamos bien preparados, al llegar a la pista de esquís tardamos un poco en ponernos de acuerdo con el precio de la entrada y cuando eso se resolvió empezamos a disfrutar pequeños y grandes de los trineos, caídas, frio, risas, nieve del cielo, nieve de las pistas etc. Yo creo que teníamos un acuerdo con el clima porque luego de disfrutar nos hizo un sol fantástico que nos daba la invitación a comer y seguir compartiendo, por que ya habíamos gastado energía subiendo y bajando, riéndonos y cayéndonos, animándonos y congelándonos en fin. Se llego la hora de regresar y para sorpresa nuestra, el tiempo y el paisaje vestido de blanco, de nuevo nos despidió con otra nevada suave, “Gracias Dios por mostrarnos tus maravillas”. De regreso hicimos dos paradas “casi” como el año pasado, una parda la hicimos en Solsona para visitar el pueblo y la otra para visitar “El Santuari del Miracle” donde nos explicaron el origen e historia del santuario, para luego catarle a la virgen y pasar a venerar la imagen, con un cansancio justificado subimos a los autocares de nuevo para llegar a Lleida con la convicción que podemos mejorar las experiencias si casi siempre nos lo propusiéramos.
Pedro