Pedro Alonso Ortega (H. Marino, marista)
Pedro se distinguió por su alegría y por su natural bueno y sencillo. Asistía asiduamente a la iglesia, en la que ejercía las funciones de monaguillo con mucho respeto. Acudía con gran aplicación a la escuela, en la que dejó la huella de su despierta inteligencia. Los que lo conocieron en su infancia aseguraron que era un chico afable, delicado y de gran modestia.
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