Padre Francisco Llagostera Bonet, mercedario
Vio la luz en Valls. Siendo presbítero y habiendo ejercido su ministerio en varios pueblos de la diócesis de Tarragona, ingresó en el santuario de San Ramón Nonato. Siempre, singularmente en Lérida, se mostró sacerdote y religioso humilde, servicial, generoso. Se desvivió en la cárcel por los compañeros, sobre todo por los seminaristas jóvenes. Cuando lo ametrallaron cantada: Proclama mi alma la grandeza del Señor.
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