Hemos realizado el sexto miniturno de inmigrantes de la Parròquia del Carmen de Lleida. Un turno especial y… sensacional. En Aneto- Senet, las estribaciones del Aneto, el gran gigante de los Pirineos. Del 25 de julio al 1 de agosto.
Quizás para algunos un campamento es un tiempo de descanso; para otros un “cambio de aires”; para algunos otros huir del ajetreo cotidiano y para unos últimos, los menos, unos días para rejuvenecernos en todos los sentidos. Cabria preguntarnos, ¿qué ha sido para nosotros este campamento tan especial?
Si nos paramos a repasar unos momentos nos daremos cuenta que ha sido un campamento distinto, no ya por el lugar sino por las actividades que hemos realizado y por los momentos tan entrañables que hemos compartido, porque en el trasfondo de este campamento, en lo escondido, hay Alguien que vela para que los talleres, las olimpiadas, las excursiones al Beciberri, a Vielha y al Valle de Boí, los ratos para reflexionar,…no sean unas simples actividades en las que todos nosotros lo único que hacemos es pasar el rato haciendo cosas que no son muy usuales en otros momentos del año.
Es verdad que el campamento puede servir para desconectar y experimentar sensaciones nuevas en medio de la naturaleza, para disfrutar y pasarlo bien porque las actividades están diseñadas para que cada uno disfrute dando lo mejor de si mismo, pero esto no nos hace olvidar que también debemos encontrarnos con Jesús, el que en lo escondido vela por nuestras actividades. Y el encuentro con Jesús conlleva la alegría de compartir con los demás lo que tenemos, el gozo de haber sido generosos con nuestro esfuerzo, la superación ante las dificultades que hay para hacer lo que toca en cada momento y no en lo que me apetece. Todas estas cosas son en realidad lo que hemos hecho para pasárnoslo bien y disfrutar en las actividades.
Como conclusión, y para acabar, decir que este campamento nos ha servido para crecer en la amistad conociendo a gente nueva, amigos nuevos, y crecer en nuestra relación con Jesús, el gran Amigo.
La despedida gozosa del día 1 de agosto, domingo, que este año tuvo por primera vez la participación de algunos padres, respiraba una sensación de tristeza por lo que dejábamos y un sentimiento de esperanza marcado por el “Arreveure” del próximo año.
Antonio Caro