Unitat Pastoral El Carme - Sant Joan

6 octubre 2018
Categoria/es: General

SOR CATALINA MÁRQUEZ JA DESCANSA EN LA PAU DE DÉU

Sor Catalina Márquez va tancar els seus ulls a la vida del món per a obrir-los a la vida eterna el passat 6 d’octubre. Des de fa uns vint anys ha col·laborat com a Filla de la Caritat amb la comunitat “Terra Ferma” de Pardinyes amb el servei als pobres del barri des de la parròquia de Sant Salvador. Allí es va celebrar la Missa exequial  el dia següent al seu traspàs, que era diumenge. Sor Josefina Martínez va fer una emotiva semblança de la seva inseparable germana en la fe i el servei.

A la parròquia del Carme l’hem conegut per la seva participació, amb la seva comunitat de Filles de la Caritat, en la Missa de cada dia de les 9 del matí on ha deixat el record de l’alegria de la seva fe.


 

La Comunidad de las Hijas de la Caridad… ¿Qué podemos decir de nuestra querida Sor Catalina?

Sor Catalina de muy joven salió de su casa, de Peñarubia, Málaga, porqué oyó en su corazón la llamada a darse totalmente a Dios en el SERVICIO a los pobres.

Tras su tiempo inicial de seminario, fue destinada a Lérida. Llegó a los 21 años y ha fallecido a los 91 años. Por tanto, en su querida ciudad de Lleida ha entregado los 70 años de su vocación de Hija de la Caridad, con mucha alegría, atendiendo necesidades de los más frágiles, desprotegidos y vulnerables. Ella era maestra de profesión, y disfrutaba de poder enseñar, educar, acompañar, cuidar…

Su primer destino fue La Maternidad, donde estuvo alrededor de 40 años, dedicándose a las niñas con alma, vida y corazón. Muchas de esas niñas aún tiene  relación con ella y las Hermanas que de pequeñas las “criaron y educaron” con tanto cariño y devoción. Ella las quería mucho, las llevaba siempre en su alma, y hablaba de ellas con emoción.

Seguidamente fue destinada a los Hogares Infantiles  “Llars Torre Vicenç” del barrio del Secano”. Allí estuvo 10 años de educadora con los niños acogidos en el Centro hasta que se jubiló. También allí fue muy feliz atendiéndoles.

Tras jubilarse, se abrió la comunidad “Terra Ferma” en Pardiñas”, donde ha vivido con otras hermanas los últimos 20 años de su vida, en este barrio donde nos encontramos, de su Parroquia de “San Salvador”. Ella con gran fe y la alegría que la caracterizaba, ha estado colaborando de voluntaria en Cáritas, ropero y banco de alimentos; después ayudando de varias maneras en la Parroquia.

Podemos destacar su alegría, su sencillez. Se prestaba a todo lo que pedían. No tenía un “no” para nadie. Era graciosa y bromista con todos. No podemos olvidar sus cantos y poesías. Era muy trabajadora, amante de la Asociación Medalla Milagrosa. Sensible al sufrimiento de los demás. Ha sido una Hija de la Caridad, feliz desde el primer día al último. Cuando marchó de su casa, su madre se oponía, y su hermano le dijo: “mamá, el pájaro ha volado donde anhelaba estar”.

En su última etapa de enfermedad, mostró ser muy dócil y amable respecto a los cuidados que necesitaba y las indicaciones que se le daban. Nunca se quejó. Hasta las enfermeras y los médicos gozaban “cuidándola”.

La vida y el ejemplo de Sor Catalina Márquez, nos recuerda la frase que San Vicente de Paúl, nuestro Fundador, dijo en 1642 al morir Margarita Nasseau (la primera joven hermana que servía a los pobres enfermos): “No había nada en ella que no fuera amable”.

Sor Catalina entregó su vida para AMAR y ENTREGARSE PLENAMENTE: Amar a Dios, amar a los pobres, enfermos y niños. Amar a la Comunidad y a la familia. Todos la echaremos de menos, especialmente Sor Josefina y Sor Asunción con quienes ha convivido muchísimos años de su vida.

Podemos decir que a Sor Catalina todo el mundo que la trataba la quería. Hay una frase que dice “Lo importante no es lo que llevas en los bolsillos, sino lo que dejas en el corazón de las personas”, y eso es lo que hoy sentimos al despedirla en la Parroquia.

Muchas Hermanas a lo largo de la historia de la Compañía, entre ellas Sor Catalina, se han dejado inundar del amor de Dios y han sido para muchos pobres signos del Dios de la Vida. Sus actitudes de “dulzura, cordialidad, respeto y devoción”, han marcado la vida de muchas personas. Como diría San Vicente de Paúl: Son ellos quienes les abrirán las puertas del Cielo a estas Hermanas que han ofrecido su vida al servicio de los Pobres. Ella las habrá encontrado abiertas de par en par. Descanse en la Paz de Dios.

 

Sor Josefina Martínez

 

 

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